Difícil pregunta, muy complicada y desde mi punto de vista con una gran
dificultad de respuesta siendo está más filosófica que científica. Las personas
nos definimos por lo que nos rodea y por quienes nos rodean, ese ecosistema es
del que nos nutrimos en conocimiento y ese aprendizaje define nuestro carácter,
nuestro comportamiento y nuestro razonamiento.
De esta forma una persona criada en una familia acomodada no valorará de
igual forma las cosas y los comportamientos que una persona de una familia
humilde. Su juicio o valor no será ni mejor ni peor, será diferente. Para uno
la amistad o el amor tendrán unos significados e importancias diferentes a los
del otro.
Las circunstancias personales de cada uno a lo largo de su vida marcan la
personalidad y la persona, para uno mismo y para los demás. Decir "si es
lo que ha visto en casa para él es normal" no es del todo correcto, más
bien "para él es lo habitual". Ver violencia a diario no es normal
para nadie aunque llegue un momento en el que te acostumbres a convivir con
ella, pero no será un comportamiento normal jamás.
Quiero decir con esto que es difícil valorar al ser humano por su
comportamiento debido al condicionamiento que el medio que le rodea ejerce
sobre el individuo, pero quiero creer que existen unas bases comunes de partida
independientes a esos condicionamientos externos.
Por ejemplo, queremos encontrar la felicidad, el amor, en definitiva
sentirnos realizados y completos pero eso puede transformarse en función de lo
que el medio que nos rodea nos influya, quizás si somos rechazados
continuamente nos convirtamos en personas poco sociables. De la misma razón si
después somos trasladados a un medio en el que somos aceptados pasado un
periodo de adaptación la capacidad de sociabilizar reaparece de nuevo.
El ser humano es excepcional y la capacidad de adaptabilidad que posee es de
un potencial incalculable. Esto me hace pensar que la valoración u opinión que
tenemos de una persona tiene que cambiar obligatoriamente condicionada por las
vivencias que afectan a la persona valorada y la persona valoradora durante el
transcurso de la vida.
A cuento de esta reflexión y planteándola en la crisis que nos ocupa me
atrevo a pensar que nuestra sociedad es el reflejo de esta adaptabilidad humana
en la que a veces somos más egoístas, individuales o insociables y en otras
épocas todo lo contrario.
Estos tiempos son difíciles pero nos están recordando lo que en tiempos de
bonanza económica olvidamos, la calidez del comportamiento humano y el valor de
las personas como individuos está por encima del egoísmo del capitalismo que
nos inculca el dinero como un fin en sí mismo, convirtiéndonos en un Gollum del
tres al cuarto, y no como un medio para desarrollar la humanidad.
Debemos
y tenemos que desarrollar nuestra humanidad para poder superar esta crisis de
valores porque sin ellos no saldremos de la crisis económica, es más no merece
la pena salir.
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