jueves, 9 de mayo de 2013

España, un país bananero.



Este es el pensamiento que tienen los países socios de España y de prácticamente el resto del mundo. Esto no lo digo yo, ni ninguna encuesta de tal o cual medio de comunicación. Esto es un hecho irrefutable.

¿En qué me baso para decir esto? A ver por donde empiezo…
A fecha de 25 de abril de 2013 hay 1661 casos de corrupción en 798 juzgados que se extienden a 2173 causas abiertas por prevaricación, cohecho o malversación. Existen un total de 302 macro-procesos relativos a la corrupción y otros 512 macro-procesos no relacionados directamente con la corrupción pero de extremada gravedad y complejidad como los relacionados con el narcotráfico o la investigación del Madrid Arena.

Encontramos casos de corrupción de menor relevancia mediática desde el caso Enarsa o el caso Brugal hasta el caso Bárcenas, el caso Noos, el caso Gürtel o el caso de los Eres fraudulentos que son de mayor relevancia mediática y están más en el candelero actualmente. Para más información podéis leer este artículo de Pilar Gassent. Existen casos de corrupción a lo largo y ancho de todo el país, es algo irrefutable e innegable y por desgracia es lo que más fama da a España actualmente de cara al extranjero.

Esta semana se ha des imputado a la Infanta Cristina del caso Noos. En mi opinión algo totalmente erróneo principalmente por dos motivos.

El primero porque existen pruebas de que ella formaba parte de la sociedad por la cual se han recibido pagos de dudosa justificación, el juez tiene la obligación de imputar a la infanta y aclarar su grado de implicación, actuando en consecuencia puesto que todos somos iguales ante la ley, al menos hasta ahora. 

Y el segundo, por que como miembro de la corona e hija del jefe del estado se debe a quien les paga y les mantiene, al pueblo, ese gran extraño que les exige explicaciones, que exige que se aclare y que exige justicia.

Una justicia que no parece igual para todos cuando hasta el mismo juez Castro insinúa que existe trato de favor para la Infanta Cristina. Una justicia que es una maquinaria de ingeniería imparable para ejecutar un desahucio de una familia humilde pero permite que prescriban delitos de aquellos que se han llenado los bolsillos con dinero público.

Sinceramente y coincido con muchos ciudadanos que opinan lo mismo, España es un país bananero y esto tiene que cambiar. 

Foto: sinamigos (flickr con licencia Creative Commons)
 

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